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Síndrome de Procusto: la tendencia a rechazar a quienes sobresalen



06
Nov
Lo quiero justo a mi medida

Motivadas por las inseguridades, las personas Procusto boicotean a quienes destacan, afectando el ambiente laboral y la productividad de la empresa.

De acuerdo con la mitología griega, Procusto era un posadero que ofrecía techo y comida a los viajeros, pero cuando dormían, los ajustaba al tamaño de la cama; si eran demasiado grandes, les cortaba la parte de cuerpo sobrante y si eran pequeños, los estiraba rompiendo sus huesos.

El Procusto actual quiere que todos encajen con su forma de pensar y actuar; aparenta estar a favor del cambio, pero sus acciones se dirigen a evitarlo, creando un entorno hostil y competitivo.

El síndrome se manifiesta de diversas formas en el entorno laboral y lo podemos ver cuando:

  • Un empleado es promovido por sus habilidades, responsabilidad y desempeño; sin embargo, su superior, algún compañero o compañera, lo limita y obstaculiza sus funciones.
  • Un gerente comunica ideas innovadoras, creativas o audaces que permitirían un mejor posicionamiento de la empresa en el mercado y los dueños o sus superiores las ignoran porque no se ajustan a su enfoque.
  • Se exige a los empleados trabajar de la misma forma, haciendo comparaciones que fomentan la competencia en lugar de la cooperación.
  • Un colaborador recibe una promoción o incentivo económico y se esparcen rumores falsos sobre su persona o desempeño para desprestigiarlo.
En los ambientes laborales donde prevalece la desconfianza, los objetivos de la empresa se ven severamente limitados.

Un ejemplo de caso es el de una mujer con más de 12 años laborando en una tienda departamental y que fue ascendida a jefa de Departamento. En ese momento, una colaboradora bajo su supervisión esparció chismes y rumores, ante los cuales la jefa no se defendía.

El ambiente se volvió tan hostil que otra colaboradora, a nombre de todos sus compañeros, llevó por escrito una queja a los superiores, quienes al reunirse con la mujer con síndrome de Procusto expresó abiertamente: “No soporto la idea de que seas mi jefa”.

El criticar a alguien porque no se ajusta a un molde preestablecido o exigir que los miembros de un equipo piensen y actúen igual, ignora las habilidades, fortalezas e individualidad de cada persona, lo que puede conducir a la inercia, monotonía y, en el peor de los casos, al fracaso del equipo.

¿Cómo identificarlo?
 Existe rigidez en la forma de trabajar.
Resistencia al cambio.
 Crítica excesiva.
 Falta de empatía y flexibilidad.
Tendencia a la exclusión.

De manera individual, los colaboradores deben tomar conciencia de su proceso personal, así como de su desempeño laboral, si se ha convertido en un motivo de estrés, ansiedad o desequilibrio emocional, es el momento de buscar ayuda profesional.

¿Cómo solucionarlo?
Observar la dinámica del centro de trabajo, ya que es posible que quien actué como Procusto no se dé cuenta de ello.

Realizar encuestas o entrevistas periódicas para conocer el ambiente que prevalece en cada equipo de trabajo y, de ser necesario, recurrir a un equipo externo.

Organizar eventos en donde se permita el diálogo, la escucha y la retroalimentación sin juicios, dentro de un clima de respeto y asertividad.

Promover la comunicación entre los diferentes departamentos.

Recurrir a profesionales externos que favorezcan la asertividad, el respeto a la individualidad, la creatividad, autoestima y autoconciencia.

 

Los colaboradores son quienes hacen que la experiencia laboral sea buena o mala, pobre o enriquecedora, también puede favorecer o entorpecer nuestro desempeño profesional y personal. Seamos empleados responsables, comprometidos con los objetivos de la empresa y fieles a nuestra ética personal.

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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor. 

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