PRO Chihuahua.

¿Adicto a la tecnología?



26
Nov
Cómo la tecnología está “supliendo” a nuestro cerebro

El uso excesivo de tecnología digital puede afectar la capacidad para percibir y responder adecuadamente a señales emocionales y cognitivas.

Un mundo sin tecnología. ¿Lo imaginas? De alguna forma, dependemos de ella, pero habrá que definir si se trata de una dependencia, codependencia o interdependencia; de cualquier modo, la dependencia puede tener consecuencias sobre nuestras habilidades cognitivas, en especial en la memoria de trabajo y en la resolución de problemas. ¡Te explico!

Imagina a Laura, una joven ejecutiva que nunca se separa de su smartphone. Para ella, el dispositivo es más que una herramienta, es un asistente personal que organiza su día.

Desde que se despierta, utiliza el teléfono para agendar reuniones, hacer cálculos de presupuesto y seguir las indicaciones del GPS. La tecnología le da la sensación de tener el control absoluto.

Un día, en una reunión crucial con su jefe, el teléfono se queda sin batería. Laura necesita calcular rápido los costos de una nueva propuesta, pero sin su calculadora digital se siente perdida. Intenta hacer las sumas mentalmente, pero ha perdido la agilidad para realizar incluso cálculos simples.

La situación la abruma y termina sintiéndose vulnerable, preguntándose si ha permitido que la tecnología reemplace la capacidad de pensar por sí misma. Después de una reflexión, se da cuenta de que no solo ha perdido la habilidad de hacer operaciones matemáticas simples, tampoco recuerda los números de teléfono de sus seres queridos. Al final del día, era el smartphone el que tenía la información.

Dependencia y limitación cognitiva

La dependencia a la tecnología puede impactar la memoria transaccional. El concepto se refiere a la tendencia de las personas a confiar en fuentes externas para almacenar información; si bien, optimiza el acceso, puede limitar la retención interna.

Los estudios han observado que las personas con acceso constante a dispositivos electrónicos suelen presentar una menor capacidad para recordar datos sin ayuda digital. Además, al exceder su uso, se puede afectar la memoria de trabajo; la capacidad del cerebro para retener y manipular información a corto plazo, que es crucial para la resolución de problemas y el pensamiento complejo.

Cuando dependemos en exceso de la tecnología para tareas simples, dejamos de ejercitar esta habilidad cognitiva fundamental, lo que puede afectar de manera negativa la capacidad de resolver problemas sin ayuda.

La tecnología, al realizar el “trabajo pesado” en tareas cognitivas, puede sustituir funciones que antes ejercitábamos con más frecuencia, e influye en la resolución de problemas cotidianos y en nuestra capacidad de aprendizaje a largo plazo.

La inmediatez

Tomás es un analista financiero en una empresa de inversión. Su trabajo se basa en revisar datos económicos, investigar mercados y tomar decisiones rápidas. Tomás utiliza múltiples plataformas digitales para acceder a informes, noticias y análisis en tiempo real. En un entorno donde la velocidad es clave, ha aprendido a confiar en las primeras respuestas que obtiene de sus búsquedas, asumiendo que son precisas.

Un día, se encuentra ante una decisión crítica: su empresa está considerando invertir una suma significativa en un sector tecnológico emergente. Necesita tomar una decisión en cuestión de horas. Abre su laptop y empieza a investigar. Los titulares de los primeros artículos que encuentra prometen una oportunidad imperdible, y, sin analizar a fondo, confía en ellos.

Con la información preliminar prepara una presentación para los directivos, convencido de que ha hecho lo necesario. Sin embargo, semanas después, el sector enfrenta una caída inesperada y la inversión resulta ser un error costoso. Tomás, sintiéndose derrotado, revisa qué salió mal y descubre reportes más completos que cuestionaban el potencial de la inversión, pero requerían tiempo de lectura y análisis crítico.

Al reflexionar, se da cuenta de que ha caído en la trampa de la cultura del clic rápido. La prisa por acceder a la información lo llevó a aceptar la primera respuesta, limitando su capacidad de tomar decisiones profundas y estratégicas.

La cultura del clic rápido

La cultura del clic rápido se caracteriza por la constante y prolongada exposición a notificaciones y redes sociales, lo que fomenta la búsqueda de respuestas rápidas en lugar de un análisis profundo. Esto afecta:

La capacidad de atención sostenida
La capacidad de análisis crítico
La calidad del pensamiento
La toma de decisiones

Además, al aceptar la primera respuesta disponible, se reduce la verificación de la información. Esto limita la comprensión completa de los problemas y la capacidad de anticipar riesgos, en especial en situaciones que requieren una evaluación más detallada.

La cultura del clic rápido impacta a individuos y organizaciones que dependen del análisis estratégico para la toma de decisiones.

El aislamiento social

Sofía es una especialista en marketing digital que trabaja desde casa. Su día comienza revisando mensajes en WhatsApp, respondiendo correos y comentando publicaciones en LinkedIn. Su red de contactos y amigos es extensa, pero su vida social se ha convertido en una serie de mensajes rápidos y emojis. Sofía está cada vez más llena de pantallas y menos de personas.

Un día, la llama inesperadamente una amiga. Está en la ciudad y quiere encontrarse con ella. Aunque Sofía se emociona, siente un poco de ansiedad al pensar en la interacción cara a cara. Se pregunta cuándo fue la última vez que tuvo una conversación personal sin la mediación de una pantalla.

El encuentro resulta más difícil de lo esperado. Mientras conversan en un café, Sofía se siente incómoda, como si no supiera cómo mantener la conversación sin un chat o un sticker. A medida que la charla avanza, nota que ha perdido cierta fluidez para leer el lenguaje corporal y responder con empatía. Ha perdido la práctica de las habilidades interpersonales fundamentales.

Muchos enfrentamos la paradoja de la conexión: cuanto más nos conectamos digitalmente, más siente la falta de profundidad en las relaciones personales. Podemos sentir que la tecnología ha facilitado una conexión constante, pero en realidad ha reducido la calidad de las interacciones y su capacidad para conectarse emocionalmente con las personas cara a cara.

La paradoja de la conexión

La paradoja de la conexión sugiere que, a pesar de la conectividad digital, las personas experimentan más soledad y menos capacidad para interactuar de manera presencial.

La comunicación mediada por pantallas tiende a ser más superficial, lo que puede reducir las habilidades interpersonales esenciales, como la empatía y la escucha activa. La situación se agrava cuando se priorizan las interacciones digitales sobre las presenciales, lo que limita la capacidad de desarrollar relaciones más profundas y significativas.

a tecnología no puede sustituir la complejidad emocional de la comunicación presencial, habilidad que requiere tiempo y práctica.

Reflexiona:

1.- ¿Qué tan preparado estás para resolver problemas cotidianos sin la ayuda de un dispositivo?

2.-Si la tecnología falla de repente, ¿podrías seguir adelante con la misma agilidad o te sentirías vulnerable?

3.-¿Estás dispuesto a cuestionar la cultura del clic rápido y dedicar más tiempo a analizar la veracidad de las fuentes?

4.-¿Cuándo fue la última vez que tuviste una conversación profunda sin la mediación de una pantalla?

¿Podría tu empresa sobrevivir al trabajo 100% remoto? Empresas como Amazon están regresando a la oficina debido a que recibieron la pérdida de la cultura empresarial, ¿qué opinas? ¿Está la tecnología volviéndonos más inteligentes o más tontos?

PRO Chihuahua es una plataforma donde líderes de opinión y expertos comparten sus conocimientos y opiniones.

Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor. 

Entradas Relacionadas:

Deja tu comentario